La biomasa se considera la energía renovable más antigua del mundo desde que la humanidad descubrió el fuego. El término se refiere al uso de material biológico con el fin de producir energía. Sin embargo, no será hasta los años 70 cuando se empiece a hablar de la biomasa como concepto en materia de desarrollo sostenible frente a otros compuestos de origen fósil. Entonces, ¿qué es la biomasa y para qué se emplea?

Podemos encontrar distintos tipos de biomasa para generar energía. Entre ellos, los más comunes son los siguientes:

  1. Madera como combustible: se trata de biomasa de origen forestal, obtenida a base de actividades de explotación de bosques y de trabajos de mantenimiento y limpieza de los mismos, como podas y aclarados. La combustión de la biomasa permite proporcionar electricidad, agua caliente, aire caliente o calefacción. La madera puede emplearse en las calderas de biomasa en varias formas de combustión:
    • Astillas: madera triturada en pequeños fragmentos de 2 a 10 cm de largo que no tienen salida comercial.
    • Pellets: residuos provenientes de limpiezas forestales y de la industria de la madera. Este material se tritura y se seca para disminuir su nivel de humedad y luego se prensa y se comprime en pequeños cilindros.
    • Briquetas: es madera comprimida a alta presión por la que se obtienen unidades compactas.
  2. Compuestos de origen cereal y vegetal: los compuestos de origen cereal y vegetal también son usados para la generación de energía como biomasa. Se usan cereales en granos y desechos como las cáscaras de almendras, de plátano, hasta cultivos de algas y pastos.
  3. Compuestos de origen animal: se trata de compuestos como el estiércol y residuos y deshechos orgánicos obtenidos de la actividad ganadera. Los lugares donde existan multitud de cabezas de ganado son propicios para instalar una planta de biomasa.

El aprovechamiento de estos residuos de origen animal o vegetal se lleva a cabo en plantas de biomasa mediante la transformación de dichos recursos ecológicos, generando en su proceso energía renovable que contribuye de forma notable a la mejora y conservación del medio ambiente, ya que su impacto medioambiental es muy reducido. El CO2 liberado a la atmósfera durante la combustión es anteriormente captado por los vegetales durante su etapa de crecimiento, por lo que el balance final es neutral.

Para convertir esos materiales considerados biomasa en energía existen distintas formas de transformación, pero hay dos que son las más utilizadas:

  1. Métodos termoquímicos: en estos métodos se emplean materiales con baja humedad como madera, cáscaras o paja. Se usan para la combustión de la biomasa, transformándola en gases calientes que producen calor para uso particular e industrial y para producir electricidad. También encontramos la pirólisis, método donde se descompone la biomasa usando calor sin oxígeno, por la que se obtienen gases compuestos por hidrógenos, óxidos de carbono e hidrocarburos, líquidos hidrocarbonatos y residuos sólidos carbonosos. Por último, encontramos la gasificación como método termoquímico y la co-combustión, que consiste en emplear biomasa como combustible de ayuda a la vez que se lleva a cabo la combustión de carbón en las calderas, reduciendo el consumo de carbón y de emisiones de CO2.
  2. Métodos bioquímicos: los métodos bioquímicos son aquellos en los que se utilizan microorganismos que degradan las moléculas. Se emplean en biomasa de alto contenido en humedad. Entre ellos encontramos la fermentación alcohólica (fermentación de hidratos de carbono de las plantas para obtener etanol para la industria) y la fermentación metánica (digestión sin oxígeno de la biomasa, la materia orgánica se descompone, fermentando, para crear biogás).

Usos de la biomasa como energía renovable.

Los materiales que consideramos biomasa pueden transformarse en energía térmica, biogás y biocombustibles como el bioetanol y el biodiesel.

El equipo de Bester dispone de experiencia en el desarrollo de proyectos que usan biomasa como fuente de energía para producir electricidad, calor y biogás. Dichos proyectos abarcan el uso de un amplio abanico de tecnologías entre las que podemos citar la cogeneración y producción eléctrica usando biomasa, produccción de pellets, cogerenación usando el Ciclo de Rankine o el Ciclo Orgánico de Rankine, plantas de aprovechamiento de biogás, así como aprovechamiento de la biomasa presente en los residuos urbanos.